Hijos del llanto
A veces me pregunto el por qué leo determinado diario. Seguramente me gusta el suplemento literario.
Se podría decir que es de iluso sorprenderse por esta editorial de La Nación, pero a mí me ha indignado.
Luego de prodigar elogios a la gestión del presidente de los argentinos en la ONU, se despacha con
"Si el doctor Kirchner se considera presidente de todos los argentinos no es aceptable que se autodefina a partir de una toma de posición que despierta en la sociedad, notoriamente, adhesiones y rechazos.". Epa, pienso, habrá hablado de la eutanasia, del aborto, de la pena de muerte...
No, nada de eso, el presidente dijo "Somos los hijos de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo". Y qué pudo haber molestado tanto al editorialista, el reconocer la verdad acaso.
Desde muy joven tuve la convicción de que nuestra generación era "Hija del Proceso", como se decía entonces, la dictadura militar, para no emplear eufemismos. Puesto que los adolescentes de la década del 80 nos habíamos criado entre el miedo, entre el "de esto no se habla", el "no te metás" y la ignorancia. Cuando la verdad salió a la luz, costaba verla. Me pregunto dónde habían/mos estado mientras se llevaban a todos los que se llevaron. Me han referido historias que considero irreales, imposibles, de desaparición de una oficina entera en un Organismo Público, por "roja". La gente no movía un dedo.
El presidente no se equivoca:
Todos somos Hijos del Proceso, por acción, omisión, ignorancia o despreocupación. Como todos somos Hijos de las Madres y las Abuelas. Porque todos somos hijos del llanto.
Se podría decir que es de iluso sorprenderse por esta editorial de La Nación, pero a mí me ha indignado.
Luego de prodigar elogios a la gestión del presidente de los argentinos en la ONU, se despacha con
"Si el doctor Kirchner se considera presidente de todos los argentinos no es aceptable que se autodefina a partir de una toma de posición que despierta en la sociedad, notoriamente, adhesiones y rechazos.". Epa, pienso, habrá hablado de la eutanasia, del aborto, de la pena de muerte...
No, nada de eso, el presidente dijo "Somos los hijos de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo". Y qué pudo haber molestado tanto al editorialista, el reconocer la verdad acaso.
Desde muy joven tuve la convicción de que nuestra generación era "Hija del Proceso", como se decía entonces, la dictadura militar, para no emplear eufemismos. Puesto que los adolescentes de la década del 80 nos habíamos criado entre el miedo, entre el "de esto no se habla", el "no te metás" y la ignorancia. Cuando la verdad salió a la luz, costaba verla. Me pregunto dónde habían/mos estado mientras se llevaban a todos los que se llevaron. Me han referido historias que considero irreales, imposibles, de desaparición de una oficina entera en un Organismo Público, por "roja". La gente no movía un dedo.
El presidente no se equivoca:
Todos somos Hijos del Proceso, por acción, omisión, ignorancia o despreocupación. Como todos somos Hijos de las Madres y las Abuelas. Porque todos somos hijos del llanto.
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