La abuela no era duquesa
Si bien nunca fue mencionado en ninguna crónica local o porteña, se sabe que Eduard de Báthory, sobrino nieto de la famosa Condesa Sangrienta, desembarcó por estos lares a fines del Siglo XIX. La desesperada necesidad de Báthory de borrar el pasado ignominioso, aunque ajeno, junto a la relativa pericia de los empleados de Inmigraciones hicieron posible que el apellido resultara transformado por apocopado. En su afán de que no llegara hasta él la trágica mano de Erzsébet, el Conde inmigrante se hizo llamar Eduard de Both, radicándose en el pueblito Nicoleños de los Charcos. La localidad contaba con aproximadamente 2300 habitantes que vivían de las actividades portuarias, principalmente. Eduard, no obstante su nobleza de origen, mostró talento para el comercio y no le fue difícil rehacer su fortuna gracias al contrabando.
También se sabe que en los pueblos, los adinerados junto con el alcalde forman "la nata de la sociedad", la referencia obligada de toda actividad de índole vecinal. No nos olvidemos del cura párroco de la Virgen de los Charcos, ni del Juez de Paz, un inglés originario de Liverpool devenido en funcionario judicial por razones de las cuales mejor no dar cuenta. Así fue que el otrora estibador Mr. Smith tomó la costumbre de llamar al Conde Eduard Both "Mr. Boz". No hace falta demasiada imaginación para entrever lo que vino después. Incapaz la paisanada de pronunciar z alguna, con el tiempo Don Eduardo Both cambió a "Conde Boss".
Como fuera, por aquellos lares pampeanos la descendencia de Lady Báthory tomó por apellido definitivo el de Boss.
Dicen que los Boss ignoran el origen primigenio de su nombre. Otros aseguran que en el afán de ocultarlo, reemplazaron a su famoso pariente por otro no menos ilustre, El Duque de Saboya, quizá mostrando preferencia por la figuración política.
Esto relataba siempre la abuela Mima, cada vez que pasaba por la biblioteca y tomaba del escritorio el retrato de Eduardito paseándose por Puerto Madero en traje azul...
También se sabe que en los pueblos, los adinerados junto con el alcalde forman "la nata de la sociedad", la referencia obligada de toda actividad de índole vecinal. No nos olvidemos del cura párroco de la Virgen de los Charcos, ni del Juez de Paz, un inglés originario de Liverpool devenido en funcionario judicial por razones de las cuales mejor no dar cuenta. Así fue que el otrora estibador Mr. Smith tomó la costumbre de llamar al Conde Eduard Both "Mr. Boz". No hace falta demasiada imaginación para entrever lo que vino después. Incapaz la paisanada de pronunciar z alguna, con el tiempo Don Eduardo Both cambió a "Conde Boss".
Como fuera, por aquellos lares pampeanos la descendencia de Lady Báthory tomó por apellido definitivo el de Boss.
Dicen que los Boss ignoran el origen primigenio de su nombre. Otros aseguran que en el afán de ocultarlo, reemplazaron a su famoso pariente por otro no menos ilustre, El Duque de Saboya, quizá mostrando preferencia por la figuración política.
Esto relataba siempre la abuela Mima, cada vez que pasaba por la biblioteca y tomaba del escritorio el retrato de Eduardito paseándose por Puerto Madero en traje azul...
3 comentarios
EVANGELION -
Amanda -
Gracias.
taro -
Muy impresionado. Y muchas, muchas gracias.